El recientemente asumido como Director del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la UACh Leonardo Agurto, analiza cuáles serán sus principales ejes de trabajo, así como los desafíos que a su juicio enfrenta no solo la academia a nivel de docencia, sino como motor de profundos cambios sociales en el país.
El Arquitecto (2005) es Master en Diseño y Construcción Sustentable (2009) , Master en Energías Renovables(2011), PhD en Energías Renovables(2016) y Post Doc en Investigación mediante diseño(2020).
¿Cómo enfrenta el desafío de asumir la dirección de Instituto?
Con mucha ganas, poniendo toda mi energía en buscar ser parte de un proceso colectivo que continúa y se nutre con todas y todos quienes integramos este Instituto, buscando siempre la integración y la excelencia, proyectando este quehacer al futuro desde la tradición, abriendo caminos en la Arquitectura y el Urbanismo para cumplir un rol activo como instrumentos para mejorar las condiciones de vida de las comunidades, de nuestra gente, y de los ecosistemas. La idea es hacer de nuestro instituto un instrumento de vanguardia para el desarrollo de diseño a escala humana, conectado con el contexto político y socio-espacial de las ciudades y de los territorios. Eso creo es uno de los principales desafíos que asumo en estos 3 años.
¿Cuáles son a su juicio los principales desafíos que las académicas y académicos deben asumir en nuestra actualidad?
Complementando la respuesta anterior, la posibilidad de una academia involucrada en la realidad del país, y en el momento de cambio actual, con una mirada crítica, de aportar a la construcción de una nueva realidad más justa, creo es clave. Es muy importante que veamos en el diseño un motor para potenciar y ser soportes de esta realidad emergente, de mejora de las condiciones de vida, de propuestas, de economías alternativas y de procesos de colaboración, viendo en la justicia espacial y la protección de los más débiles uno de sus pilares, creando espacios para acoger las complejidades contemporáneas actuales, mediante una educación democrática siempre alerta y conectada con nuestro contexto y sus múltiples realidades.
En ese sentido, creo que actualizar, re-calibrar y continuar la labor de seguir dando profundidad a conceptos que se vienen usando en el diseño a diversas escalas, pero que debemos detenernos y generar nuestras propias versiones, más complejas de términos tan universales o generales como la idea de resiliencia o de sostenible por ejemplo, que hoy aparecen tan repetidos en discursos oficiales, para darles un mayor alcance y sentido desde lo Sur y desde lo local. Esto es un desafío colectivo que asumimos en el Instituto, que ha venido construyendo una mirada propia en ese sentido, visión que sin duda es una identidad que merece la pena ser resguardada, consolidarse y nutrirse también con otras miradas complementarias de lo Sur Austral.
¿Cómo la docencia en arquitectura puede influir en las tomas de decisiones y cambios sociales en las ciudades?
Creo que principalmente el cambio social, se favorece en la medida que asumamos nuestra propia identidad en las prácticas del diseño y en su enseñanza, eso se logra no cayendo en el discurso oficial que posee la arquitectura y el diseño urbano hoy, indagando en la profundidad de nuestros propios discursos desde el sur global y local, que plantea sin duda alternativas a una hegemonía en la manera de hacer y de pensar, que venía creando estándares y que piensa solo en visiones guiadas por lo internacional, lo lucrativo o lo espectacular, lo que no ha derivado en nada bueno a nivel urbano ni ambiental como estamos viendo a nivel global.
También creo la docencia debe proponer exploraciones en la búsqueda de viejos saberes, que no han sido demasiado considerados en esta historia oficial de la Arquitectura. Hay muchísimo en la historia no contada de la Arquitectura, que merece ser rescatado, reaprendido, o re-analizado. Creo que debemos buscar por añadidura una evolución en la figura de l@s arquitect@s como la veníamos conociendo décadas atrás, para pasar a Arquitect@s que trabajan en equipo desde la inter y la trans-disciplina, que investigan insert@s en sus comunidades, con visiones políticas de los procesos, usan herramientas del método científico, que registran y publican sus procesos creativos y que buscan la inteligencia del colectivo más que el lucimiento personal. Eso es lo que ha venido haciendo el instituto estos últimos años y que por supuesto busco potenciar y continuar.
¿Cuáles serán los principales ejes de su trabajo?
Los principales ejes, serán 3:
1.- Potenciar la identidad de esta mirada de lo Sur, consolidando en ese sentido líneas de diseño e investigación y creación que consoliden de manera manifiesta nuestra visión e identidad.
2.- Volcar energía hacia las posibilidades de vinculación con el medio y las comunidades. Buscando siempre la colaboración a través del desarrollo de proyectos reales, con temáticas emergentes, en busca de investigaciones que aporten a éstas inquietudes y necesidades locales. Por ende ser un instituto generador de ideas, proyectos, pensamiento crítico y opinión que aporte a las comunidades de la región de Los Ríos y del Sur Austral.
3.- Integrarnos más a nivel concreto con otras Facultades de Arquitectura del Sur, buscando generar un grupo de trabajo e intercambio.