En septiembre pasado el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (Mincap), lanzó el libro “Mujeres en las Artes Visuales en Chile 2010-2020″, el que busca dar a conocer el trabajo de mujeres teóricas, curadoras, artistas, investigadoras y gestoras nacionales con producción en la última década. Entre las artistas destacadas se encuentran tres egresadas de Artes Visuales UACh: Katherine Oñate, Sofía de Grenade y Carolina Opazo, con quien conversamos sobre la publicación.
Imágenes del libro, páginas dedicadas a egresadas de Artes Visuales UACh.
En la página 218 del libro desarrollado por el Mincap, aparece el nombre de Carolina Opazo, acompañado de imágenes de su trabajo Amplificando caudales, el que realizó en la localidad precordillerana de Quilleco (región del Biobío).
“En mi viaje hacia el sur profundo de Quilleco devengo Austranauta, juego de palabras en el que defino al viajero que se traslada al sur. Advierto que este sur que narro es un lugar de emancipación donde la memoria local articula una danza junto a la naturaleza y los espíritus. La riqueza, en este trozo de sur olvidado y distante, a pesar de siglos de explotación y sumisión, todavía es hábitat de vestigios que se reaniman y resisten para enseñar nuevas formas de recomposición planetaria” (p.221)
Conversamos con Carolina Opazo, para que nos contara cómo fue su participación en el libro dedicado al trabajo de las mujeres chilenas en las artes visuales.
¿Cómo nace la participación en el libro?
Carolina: Mi participación en Mujeres en las Artes Visuales en Chile 2010-2020, es a través de un diálogo con la artista e investigadora Leslie Fernández (Concepción) quien escribió sobre mi trabajo. Ella conoce gran parte de mi producción artística, y estaba interesada específicamente en el proceso de la residencia de arte colaborativo con comunidades “Amplificando caudales” que desarrollé el año 2018 dentro del programa de Red Cultura.
¿Cómo fue la experiencia de ese diálogo con Leslie y el resultado final?
Carolina: Es significativo que Leslie haya sido quien escribió sobre mí, hay una sincronía allí porque admiro mucho su trabajo. Luego, de manera autónoma, junto a Leslie y el resto de las artistas sobre quienes ella escribió, desarrollamos un proceso colectivo a partir de ideas, deseos, pensamientos, territorios comunes, con lo que hicimos un video y algunas fotografías que fueron presentadas en el lanzamiento del libro. Entonces, además del libro, hubo e imagino que seguirán levantándose nuevas instancias de intercambios entre nosotras, que tal vez con diferentes experiencias, territorialidades, recorridos, al mismo tiempo tenemos muchos puntos de encuentro, uno de ellos es la invisibilización, ya sea por el centralismo del arte en Chile (nosotras somos de región), o por el sistema patriarcal y violento que nos imponen.
O sea que a partir del libro se generaron otras instancias de diálogos…
Carolina: Claro. En uno de los eventos de lanzamiento del libro, con otra artista y amiga, Andrea Herrera, quien también tiene una reseña en el libro, presentamos parte del proceso colaborativo “Silueta de papas” desarrollado con otras artistas migrantes en Suiza el año 2020 a partir de la invitación de nuestra amiga, la artista Paloma Ayala (MEX/CH). Entonces, el espacio de lanzamiento también se convirtió en una experiencia significativa, así como lo que registra el libro, permite amplificar prácticas que no necesariamente atienden a la solemnidad de “la obra”, sino en muchos de los casos a procesos: colectivos, territoriales, feministas, cariñosos y cuidados entre nosotras.
Entonces ¿esta publicación generó una instancia de otras formas de comunicar y posicionar el arte?
Carolina: Pienso que a través del libro, tal vez se comiencen a visibilizar estos otros lenguajes del arte, que no buscan espacios legitimados por el centro, el cubo blanco, la instalación en el mercado, entre otros síntomas que arrastra el sistema patriarcal artístico, sino más bien buscan generar modos de emanciparnos, tal vez, latinoamericanes o de los sures, donde se revela lo procesual, la experiencia, las prácticas cotidianas, o que lo personal es político y que lo político también es personal, hemos sido las mujeres quienes han comenzado a levantar este emblema, así como a hacer ciencia a partir de las teorías de la experiencia de lo vivido. Todavía queda mucho por seguir, siguiendo nuestras prácticas.
¿Cuál crees que es la importancia de que se desarrollen este tipo de proyecto para dar a conocer la producción artística de mujeres en Chile?
Carolina: La publicación de este libro y sus acciones de divulgación no solo vienen a visibilizar a las mujeres (no estamos todas) que participan del arte chileno en la última década, sino también problematiza el trasfondo, es decir, ¿por qué es necesario generar esta visibilización? Y desde ahí, hay una gran tarea para las políticas en Chile. Hay temas que no se pueden restaurar, pero si podemos de a poco comenzar a imaginar una transformación de cómo queremos vivir, y reclamar nuestros espacios. Antes de este libro, ya son muchas las mujeres, que desde las artes u otros campos lo vienen imaginando, y hemos llegado a esta publicación gracias a eso.
El libro está disponible para descargar en el sitio web del Mincap.