Bernardo Álvarez, es Arquitecto, Gestor Cultural, ex alumno de la Escuela de Arquitectura de la UACh y en las recientes elecciones municipales fue candidato a Alcalde de la Comuna de Cartagena.
Pese a no haber sido electo, durante su campaña creó un proyecto político para la construcción de una Alcaldía Comunitaria, invitación a un cambio de paradigma, que proponía terminar con la delegación de los asuntos de interés común sólo en manos de la autoridad electa.
Una de sus líneas de trabajo fue que los 365 días del año, todos y todas las habitantes de la comuna, puedan relacionarse de manera fraterna con el entorno urbano y la naturaleza, con la población flotante y con las expresiones genuinas e identitarias en las distintas localidades, ideas que tienen directa relación con su formación en la Escuela de Arquitectura de la UACh.
Sobre sus principales objetivos en esta campaña y la visión de ciudad que como profesional buscaba instalar, indicó: “La ciudad debe ser planificada con un grado de autoabastecimiento a 20 o 30 años más, e incluir tanto lo rural como lo urbano como factor relevante de desarrollo de la comuna. Lo rural es el mayor potencial que existe en Cartagena junto al borde costero, y creemos que la comuna debe modificar su forma de vivir solamente estacional. Nos motivaba buscar herramientas que permitan que el turismo sea todo el año, que lo rural sea el foco de desarrollo económico, y que la ciudad pueda ser habitable a escala humana”.
“El desafío es que una ciudad pequeña que tiene déficit en muchas materias, se pueda transformar en una ciudad plena para los habitantes y de aquí a 20 años ir pensando en nuevas formas de urbanismos. No queremos replicar lo que pasa en Santiago y por eso queríamos planificar desde hoy. Buscábamos incorporar una visión urbana y de planificación, de la mano de la economía, del desarrollo social y del desarrollo ecológico”.
Desde el punto de vista del Patrimonio, ¿Cuáles eran tus principales desafíos para Cartagena?
Nuestra comuna cuenta con patrimonio importante, con dos monumentos nacionales: La Estación de Trenes y la Tumba y Casa Museo de Vicente Huidobro, sin embargo son protecciones que no tienen una eficacia tal, pues no permiten una inyección de recursos importantes. Cuesta que el estado intervenga en viviendas patrimoniales y no hay planes de puesta en valor del patrimonio.
Además falta investigar sobre el tipo de patrimonio que tenemos porque hoy día, como las grandes casas de principio de Siglo 20, construcciones que son monumentales, pero no hay mayores investigaciones por ejemplo en los barrios.
Por un lado necesitamos que la puesta en valor cuente con un lineamiento de intervención para que los propietarios de los inmuebles puedan saber qué es lo que pueden y no pueden hacer en sus viviendas.
Por otro lado urge generar una política de educación y ocupación, por eso como desafío podemos instar a la autoridad para que trabaje en eso y apropiarnos del patrimonio existente ocupándolo como comunidad.
¿Cuáles creen que serán los principales desafíos que el nuevo mapa político generará en el urbanismo en todo Chile?
Con las nuevas figuras de las gobernaciones regionales y con las nuevas miradas que han instalado algunas alcaldías que han llegado ahora, como en el caso de Valdivia, el desafío es que el desarrollo urbano ya no sea entregado al mercado, sino que la equidad debe ser un factor fundamental. No podemos seguir teniendo ciudades o comunas para pobres y otras para ricos.
Debemos entender que las ciudades no pueden ser donde sea más barato hacer cosas o donde vamos a tener más plusvalía, sino que lograr que en todos los barrios de Chile la equidad sea una de las principales virtudes y fortalezas.
Desde tu formación en la UACh, ¿Cuáles crees que son las principales miradas que forjaron tu identidad profesional como arquitecto y ahora como actor político relevante en la comuna y región donde resides?
En la formación UACh era clave entender los contextos y la identidad. A mi juicio esas son las grandes marcas que deja la Escuela de Arquitectura de la UACh, y le agradezco mucho en términos de mi formación porque fue una muy excelente experiencia.
Ese ejercicio que se hace desde la universidad de entender y buscar una identidad propia se puede extrapolar a otras comunas y a otras realidades, que es el camino que yo he seguido ahora en la ciudad en la que resido.
Esa búsqueda permanente me formó y guió profesionalmente, la búsqueda de lo propio hace que la necesidad de articular no se quede solo en generar arquitectura, sino que además traspasar el oficio profesional al limite de lo político.
Es importante que los arquitectos y urbanistas entendamos que la política debe dejar de ser trabajada por gente que no entiende el territorio. Tenemos que involucrarnos como vecinos, como actores relevantes, como trabajadores pero hay que hacerlo porque no podemos dejarle eso a manos de privados.